lunes, 1 de septiembre de 2014

MI PRIMERA CACERÍA

Me encanta contar historias en la vida cotidiana. Hoy elijo relatar una de las tantas mediante el teclado de una computadora… Ésta es especial, se trata del día en el que la caza se convirtió mi pasión.

En el año 1962, mis papás (Esther y José) decidieron comprar una Estanciera Ika, se usaba para la época, era gris con franjas blancas, 0km. Era la 4x4 de ahora… con algunas diferencias a las actuales, por obvias razones, la evolución no era la misma.

 

 La “Estanciera” (comúnmente llamada) nos llevó de viaje. Éstos se realizaban a una velocidad de 60 kilómetros por hora. El primero, para asentar el motor, fuimos mis papás y yo hasta Azul y Olavarría… obviamente, cargamos escopeta y cartuchos para hacerla completita: ¡¡Auto nuevo y Caza!!

Una vez llegados, recuerdo que mi papá le preguntó a un señor (que iba a Caballo) dónde podíamos encontrar un lugar para caminar  -sin molestar y sin perro de caza- y cazar unas perdicitas. El hombre a caballo nos señaló el camino, y allá fuimos.

Entramos al campo en la 3era tranquera (el hombre nos había indicado entrar en la 2da). Allí encontramos un lote chico –una o dos hectáreas- con pastos naturales. Y allá fue mi papá, escopeta en mano, morral con cartuchos, salto hábil al alambrado, inició su caminata. Mi mamá y yo lo mirábamos atentamente mientras aprovechábamos para tomar unos mates y comer unos bizcochos de grasa.

Pasado el rato, mi papá regresó con una perdiz chica en manos, nos relató la captura de la pieza y comió algo. Mientras realizaba todo esto, miraba el campo con el mate en la mano… Yo era chiquito y atrevido, insistente le preguntécuando me iba a dejar tirar un tiro. Encima, acusé de caminar atrás de él para juntar sus perdices pero a mí nunca me tocaba bajarlas…

Mi mamá (fiel cómplice) dijo: “Déjalo que pruebe…”. Mi papá apenas respondió con un “¡Tiene diez años!”. Tarde… yo ya estaba pasando los hilos del alambrado. Escopeta abierta por arriba y dos cartuchos. Tenía en mente los pasos a seguir que me había dicho mi papá. Y ahí fui… flaquito tratando de esquivar los pastos altos y atrás, me seguía mi papá con la mirada.

De repente, con susto y desenfado, sale una perdiz. Como es lógico, apunté, cerré los ojos, disparé y (…) ¡¡MI PRIMERA PIEZA ABATIDA!! Allí vino una seguidilla, de saltos y gritos, que los acompañé con una corrida hacia la perdiz, cuando me agaché a juntarla… ¡Salió otra perdiz! A la que con rapidez bajé de un solo y último tiro.

¡¡Qué felicidad!! ¡¡Cuánto salté y corrí!! Cuando llegué a la camioneta, mi papá estaba adentro del auto junto a mi mamá. Él, se agarraba la cabeza con las manos y le dijo a mi mamá: ¡¿Y ahora?! ¿A éste quién lo aguanta? ¡Me va a volver loco! (Claro, yo me iba a creer un cazador de primera clase). Y así fue, mi papá no se equivocó. Todo el viaje de vuelta, relaté una y otra vez hasta el hartazgo mi primera cacería.

Finalmente, tenía mis piezas en los muslos , me la pasé acariciando sus plumas que me parecían suaves… pero por sobre todo, estaba feliz. ¿Quién iba a pensar que la cacería me iba a llevar a tantas aventuras que  tengo por contar? Nadie…

PERDIZ: INAMBÚ COMÚN
GENERO:NOTHURA MACULOSA
FAMILIA: TINAMIDOS
TAMAÑO: CHICA 












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Idea: Alberto Fernádez
Edición: Maite Fernández (Quilmes, Pcia. de Buenos Aires, Argentina)

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