Me encanta contar historias en la vida cotidiana. Hoy
elijo relatar una de las tantas mediante el teclado de una computadora… Ésta es
especial, se trata del día en el que la caza se convirtió mi pasión.
En el año 1962, mis papás (Esther y José) decidieron comprar una
Estanciera Ika, se usaba para la época, era gris con franjas blancas, 0km. Era
la 4x4 de ahora… con algunas diferencias a las actuales, por obvias razones, la
evolución no era la misma.
La “Estanciera” (comúnmente
llamada) nos llevó de viaje. Éstos se realizaban a una velocidad de 60 kilómetros por
hora. El primero, para asentar el motor, fuimos mis papás y yo hasta Azul y
Olavarría… obviamente, cargamos escopeta y cartuchos para hacerla completita:
¡¡Auto nuevo y Caza!!
Una vez llegados,
recuerdo que mi papá le preguntó a un señor (que iba a Caballo) dónde podíamos
encontrar un lugar para caminar -sin
molestar y sin perro de caza- y cazar unas perdicitas. El hombre a caballo nos
señaló el camino, y allá fuimos.
Entramos al campo
en la 3era tranquera (el hombre nos había indicado entrar en la 2da). Allí
encontramos un lote chico –una o dos hectáreas- con pastos naturales. Y allá
fue mi papá, escopeta en mano, morral con cartuchos, salto hábil al alambrado,
inició su caminata. Mi mamá y yo lo mirábamos atentamente mientras
aprovechábamos para tomar unos mates y comer unos bizcochos de grasa.
Mi mamá (fiel
cómplice) dijo: “Déjalo que pruebe…”. Mi papá apenas respondió con un “¡Tiene
diez años!”. Tarde… yo ya estaba pasando los hilos del alambrado. Escopeta
abierta por arriba y dos cartuchos. Tenía en mente los pasos a seguir que me
había dicho mi papá. Y ahí fui… flaquito tratando de esquivar los pastos altos
y atrás, me seguía mi papá con la mirada.
De repente, con
susto y desenfado, sale una perdiz. Como es lógico, apunté, cerré los ojos,
disparé y (…) ¡¡MI PRIMERA PIEZA ABATIDA!! Allí vino una seguidilla, de saltos
y gritos, que los acompañé con una corrida hacia la perdiz, cuando me agaché a
juntarla… ¡Salió otra perdiz! A la que con rapidez bajé de un solo y último
tiro.
¡¡Qué felicidad!!
¡¡Cuánto salté y corrí!! Cuando llegué a la camioneta, mi papá estaba adentro
del auto junto a mi mamá. Él, se agarraba la cabeza con las manos y le dijo a
mi mamá: ¡¿Y ahora?! ¿A éste quién lo aguanta? ¡Me va a volver loco! (Claro, yo
me iba a creer un cazador de primera clase). Y así fue, mi papá no se equivocó.
Todo el viaje de vuelta, relaté una y otra vez hasta el hartazgo mi primera
cacería.
Finalmente, tenía
mis piezas en los muslos , me la pasé acariciando sus plumas que me
parecían suaves… pero por sobre todo, estaba feliz. ¿Quién iba a pensar que la
cacería me iba a llevar a tantas aventuras que
tengo por contar? Nadie…
PERDIZ: INAMBÚ
COMÚN
GENERO:NOTHURA
MACULOSA
FAMILIA: TINAMIDOS
TAMAÑO: CHICA Edición: Maite Fernández (Quilmes, Pcia. de Buenos Aires, Argentina)
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