EN LAS SIERRAS DE CATAMARCA, CAZA, NIEVE Y ASADO
La despedida de la temporada, nos sorprendió con una fría nevada en las sierras. Temprano se veía medio cerradas las cumbres, anunciando un cambio de tiempo inminente para esta jornada. El frío viento que bajaba calaba hondo, obligándonos a usar guantes y pasamontañas. Una vez que ensillamos los caballos, comenzamos a desplazarnos hacia el cazadero que se encontraba cubierto, de un manto blanco que le daba un toque distinto a la cacería. El pastizal cubierto en parte, dejaba caer la fina capa helada sobre el lomo de los perros, cuando estos campeaban tras la preciada presa, que buscaban en los espesos pajonales para cubrirse. La salida del sol trajo alivio porque la espesa niebla se disipaba, permitiéndonos una mejor visual del panorama, al unísono se comenzó a derretir la capa de nieve y muy pronto el escenario era el acostumbrado con su tonalidad amarillenta del pajonal, por las heladas sufridas. Así transcurría la mañana con algunos lances bien definidos por parte de nuestros compañeros, quienes a pesar del viento y el frío reinante, no aflojaban en su desempeño, brindándonos bonitas muestras y aportes de esta brava pieza, tan venerada por los cazadores de altura, nuestro aguerrido Guaipo. Pasado el medio día nos dirigimos a una quebrada cubierta de Pinos Alisos, para preparar un sabroso asado a la varilla y también para darnos y darles un merecido descanso a los verdaderos protagonistas de la jornada, nuestros fieles compañeros Malevo de Vikle y Cora de Don Roda Bracos. Siendo las tres de la tarde, reiniciamos el recorrido, pero ya en dirección a los bajos para ir finalizando así, la última salida de esta temporada, que con profunda nostalgia nos alejará por nueve meses de estos bellos parajes de nuestras amadas montañas.
Por Victor Serrano.
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